viernes, 8 de mayo de 2009

OSCAR CRUZ* (CUBA) POEMAS


CONVERSACIÓN CON UN HOMBRE DE LA GUERRA

mi abuelo no murió en la Higuera,
tampoco en la Verde ante las balas.
amaneció callado como los soles de agosto,
su rostro era una máscara siniestra, un toldo
de senilidad su cuerpo. se cansó de la vigilia,
del acto de esperar.de senilidad su cuerpo.

recuerdo que en las noches me llevaba hacia
el traspatio para que oliera y degustara el aire,
me hablaba de los rusos y los galos, de su familia
engordando en un cobertizo, atrapados entre
la puerta y el estanque de los patos. ya no está,
y siento de pronto en el negror de estas sábanas
una vibración profunda, algo que se tuerce para
acabar, y es un ruido pequeño, casi nulo, como
un niño que apenas logra escuchar el sollozo
de su madre. tú estabas allí, como habías estado
aquellos años en que vivíamos juntos, y solías
pasar del cuarto a la cocina con ese andar duro
y calmo.

estabas siempre igual, en aquel sitio devastado
donde crecieron tus hijos, donde crecen los hijos
que ya no verás, y sigues entre objetos vacíos:
camas, armarios, butacones. y yo salgo, voy por
el patio hacia la luz, pero en mis ojos llueve
un agua sucia que no me deja ver como comienzan
a agrietarse las paredes de una casa lavada
y manchada por la lluvia.

quiero que te quedes como estás, con la cara
siniestra y la muerte al descubierto. estoy de pie
y escucho el movimiento del aire entre la hierba.
comienzas a darme tu sermón, pero ya no quiero,
no soporto ni a los rusos ni a los galos, ni a aquella
cantidad de gente cebada en un cobertizo, atrapados
entre la puerta y el estanque de los patos.
dejemos las cosas como están.
por el camino del adónde, la gente está tirada
y mirando para arriba. tratando de llenarse de
recuerdos, con los que el tiempo se abre como
presente. sabes: días hay en los que miro lejos,
en el futuro, y veo a un hombre que cavila sobre
las primeras y las últimas cosas, preocupado
por los muertos y cuidando con esmero su jardín.


del libro Los malos inquilinos, 2007
ESPEJO INTERIOR

no volverás a Ur....a sus láminas
no cortarás acantos en el huerto del sajón
han levantado un reino en Miraflores
y dicen: habrá pasto.......peinetas sirias
mercaderías de punta en estuches egipcios

no volverás a la noche... a sus tamaños
al duro gravitar de la memoria
tengo a cargo un latigazo......un libro de Lenin
credenciales falsas de libre asociado

la tarde cae sentenciosa
y salgo a caminar por la bahía
converso con Flebas........el fenicio
y todo es agrio....desmemoria
todo fuga despacio a los salientes de la isla

las aguas me juzgan mal
simulan un jacuzzi...una ruleta
traen nostalgias de Esparta...... de Moscú
de aquellos esplendores que siempre me dejaron

estas son las aguas de Virgilio
las mismas que asolan lentas
los salientes de la isla
no volverás a Ur......no volverás
a menos que incendien Miraflores.


FLOR DE LOTO

dispuestas las cruces
voy en coche bomba hacia el senado
la gloria es otra cosa me dijeron
otras son las cartas enviadas por Alicia
dime Lewis Carroll qué fue de aquel país
qué fue de Bugs Bunny en el bazar de Damasco
acaso no llegaron los bárbaros
no llegó el cortejo funeral de los míos

cae un sol tremendo
Sol Meliá en Zona Franca
vienen las nativas a lucir sus implantes
tú eres la Vedette (mujer menstruadota)
vienes a romperme los ojos
a morirte donde nunca fui tocado por la luz
estoy llamado a buscarme
estos son mis días
dicen que no conmoverán
que no hay progresión ni sosiego
pago mis derechos......mis izquierdos
pago caro ese jardín y esta mesa tan vacía
a veces me tiendo al Sol me oreo
pienso en el concepto Dios
en esa dimensión tan abstracta
a veces......me pongo al otro lado
empuño otra bandera
no sé......no pienso
es el concepto de Dios quien me define
quien me empuja al Senado
me pregunta por ti
ojo del Ciclón
hembra maldita
es ahora o nunca..,,..es aquel...,,. huevo o cigoto
figurante que en su dorada rama se defiende
sube ahora Alicia mía
salvemos de una vez por todas
esta raza en extinción.


EXTRAÑAS MANERAS DE ESTARSE MUERTOS

a Sergio Fernández, Marquelis Vega, Teresa Melo y Reina Barroso
que sí lo saben...



cuando de noche se estremecen los estadios
con los hombres que no he sido
los hijos de Gastón (muertos a plazo)
comienzan a bailar frente a la hoguera
marcan el paso y el ritmo de su baile
saben que bailar....es destruir la unidad que forman
los vivientes y los muertos

sólo así
consiguen atraer a sus praderas a gente de toda condición
gente cuaternaria.,,...polvorienta..,,..coagulada
en la memoria de estos sitios
husmeadores de semen
buscadores de sangre en la corteza del mundo
ínclitos ministros mirmidones
sacerdotes...,,.que no tienen tiempo libre
fluyen hacia allí
sedientos de reinos y aguas muertas
yo los veo
los oigo por los pies como se alejan
como buscan sin hallar aquel rincón
donde nada ya se oculta ni disuelve

estamos aquí
y....cuantas veces le oí hablar de los muertos
de las espléndidas cosas..,,..de las cruces..,,..los pasos y los ecos
de esa levedad que nos acecha en los caminos
por donde pasa la muerte con sus prosapias
con su lenta procesión de bueyes
diciéndome que sí....que el agua concedida tendrá serme ingrata
que tardo demasiado en dar lo que me crece
sin saber que lo que crece es apenas redención
espejos de sal en la memoria

pienso ahora
en la arena de un país que ya no es mío
en la hembra que me obliga a claudicar
a besarle los pies..,,..a cumplir sus mandamientos más terribles
dime sombra amarga
quién sino yo podrá orinar en las estatuas
fornicar sobre la yerba
hacerle reverencia al domador
que grita raudo en mis oídos:
usted es un bailón.,,...(inofensivo y útil)
pero...no me quejo
estoy hecho de humillaciones que generan
un asombro......una pradera…...un catafalco
una mesa frecuentada de relámpagos...de cánticos nocturnos
yo soy la medida de mi mismo
ese ordenamiento residual que me conduce a lo perdido
yo no me aferro a todo lo probable
a las cenizas de Heredia
a los kimonos de Casal
a las aporéticas joyas de Zequeira
pérdida en este caso más terrible
pues nunca existieron
no tengo tiempo de juzgar a los hombres
ellos ofrecen lo que pueden
y tal vez yo he sido como ellos
odié a los anticristo…...a los heraldos
a los vanos juramentos sobre el polvo
odié a una canción…...en la que un hombre de bien amaba a Jimena
ese hombre que ya no es Tetrarca
es sólo un nombre en el recuerdo mío
en esas letanías que me llevan hacia el mar
a verter mi sinsabor…...bajo las piedras
como un héroe que es cobarde
y a solas y con lágrimas llora
donde nadie lo sospeche
ese héroe en un furgón...…un altar…...un frontispicio
un cementerio donde aparece el objeto amado
a luz de la luna
que acaba por desangrar estas estrofas
donde un grupo de poetas de los que no se sabe ni el nombre
vienen a dar la medida de sus pasos
ninguno ha degustado la verdad
no saben que su voz…...aunque engolada
es la tierra de un pasado siempre turbio
que es como el desgrano de vivir satisfecho
en la lejanía…...en la ausencia…...en el frío estelar
que genera la distancia

hijos de Gastón
grato es morir cuando la noche inicia
su vasta acometida
y los hombres…contables y furiosos
no bailan…...no odian…...ni preguntan
ni sus ojos se pierden el oscuro conocido
la patria es la ancha arena
el hierro que la fragua fortalece
sigan desnudos en su baile
marquen y recuerden que los hombres
ligeramente desvastados
hacen el amor en cantidades ruinosas
se hacen al mar…y a los estadios
y luego se juntan a morir…de un tiempo y de una vez
como los héroes.


LOS MALOS INQUILINOS
a José Luis Serrano Serrano y Reinhardt Jiménez Cañete
1
ciertos inquilinos cuya esencia desconozco
vinieron a rondarme la cabeza
llegaron despaciosos: nictálopes videntes
mujeres de pasos breves de pasos evaporados hombres que van a morir
...(no del pecho o el riñón)
sino del paso inexorable de los hombres

traían lentas lunas....hojas muertas
restos que la noche le atribuye a Praga
estaban allí olvidados y distantes
miraban ese sitio donde a veces puedo oír
junto a un bar de la calle Heredia
un arduo gemir de buscavidas
y el humo y la jerga desde adentro
donde antiguos vendedores brindan con alcohol al mediodía
donde esas paredes de Santiago Mártir guardan
una tristeza de indefinible esplendor

estemos aquí les dije: miremos como huyen las
nativas
se van a Barlovento a Waterloo a desangrar su corazón
bajo las piedras
no sólo debajo sino encima de las piedras
en un hostal en un cerrado bosque
al borde sentencioso del pantano
donde ya no hay paso ni rostro seguro

he renunciado a traicionar
he sostenido el ayuno y la soberbia de los héroes
he dado de comer a los perros
he convocado y recibido el desamor
nadie fue vejado en mi cabeza
y acaso les pregunto:
quién extrañará mis manos
quién hospedará mis muertos
quién será de mí cuando me asista el desamparo
cuando estas palabras se vayan sin decir
lo que antes no fue dicho

ustedes que practican el método de Ulises
que no temen ni al tiempo ni a los hombres
ni se inventan acompañantes con los dones que le faltan
ustedes que apenas cuantifican
que escriben sus memorias
saben que sólo son nuestros aquellos que se van




aquellos que siempre están ahí
en busca del mar......del esplendor......de lo perdido.


2
nacidos aquí
donde los muertos lloran a sus muertos
donde el hombre sabe qué es un hombre
qué es un Dios y sin embargo no le importa
le importa el duro hierro de sus clavos
la sangre que se expresa a través de su lengua sus badajos
a través de su pecho y su víscera violenta

viejo Tiresias
qué culpa tengo yo de estar aquí
castrado envilecido segregado por seres violentos
seres humanos seres que aman el hedor de la gloria
sólo puedo decir aquí nacimos
pero no puedo decirte adónde
como ese aire que agoniza en mis pulmones
un aire neutro aletargado con una voz de náufrago
y un grito
vamos a migrar a tragar aire caliente
a buscarnos en la rabia en los techos de zinc
en la sombra lateral que proyectan las palabras vamos a acercarnos digo:



a ver y tocar y bien decir de aquellos los peldaños
los míticos peldaños que escalaron los hombres



a ver por ejemplo: la rosa que vio Borges en mitad del infinito
ajena y triste como todas las rosas
a ver los héroes de Jerjes el Cenizo
muertos de tristeza en un rincón de Salamina
a ver sobre todo al dictador
que ignora con exceso que es un hombre

viejo Tiresias
no vine a tu país a convertirme en axioma
soy la expresión
aquel que inicia un par de escenas y da paso al argumento
es culpable indiferente lleno de altos y bajos preceptos
a veces medio raro a veces el bufón
cuyo asombro se desploma en un momento
no eres ciego
tus ojos concuerdan en género y número
están como los míos
comidos por la pólvora de todas las guerras



atados con alambres al rencor de los años



dispuestos a perderse a ganarse un sitio bajo el polvo
bajo el hierro displicente que atraviesa mis costillas
estamos aquí
poco o nada hicimos el uno por el otro
no pienses no maldigas no es a ti a quien aman
no eres tú el que ha venido a martillarme
a dislocarme los ojos
digamos que has venido a sonreír a edificar
a encerrarte en los suburbios de la tierra

viejo Tiresias vamos a olvidar
a sentarnos levemente frente a Dios
a tomarnos en paz nuestra cerveza.
.



Alambres


se llamaba Jimena, era blanca y fumadora, tenía entre las piernas un raro mecanismo, un raro advenimiento para el coito. dicen los que saben que era buena. yo era un simple mirador, la veía vibrar, menearse, sentía algo por lo breve, creo que sí, sus nalgas eran breves, pero sabía balancearlas, moverlas. no soy hombre de eso: me dije, nunca lo he sido. me acercaba hasta allí, bajo torcidas hileras de alambres me tumbaba y suspendidas sobre mis ojos, alineadas con precisión, yo sentía las tetas de Jimena. o al menos eso creo. siempre había alambres. me jodían los alambres. una tarde, surgió una luz cerca del techo, a través del orificio, vi el rostro de una mujer, ajada pero hermosa. bajó la mirada y luego apareció el rostro de un hombre, parecía mi vecino, o al menos eso creo. la luz se concentró y el hombre dijo: Jimena era una puta, un instrumento engullidor, con vientre y corazón ruidosamente calcinados. ahora escribe y ha cambiado. no entendí lo que me dijo. lo cierto es que alguna noche, llevé a Jimena hacia el traspatio y allí la penetré, de pie, contra una puerta, fue algo cálido. pensé en las palabras del vecino y en anchas playas vacías. aunque también fue un poco triste. había una ausencia total de sentimiento que no pude superar ni comprender. estaba allí, entrando y saliendo de Jimena, bombeándola, borrándole el carmín, con el cielo lleno de alambres, siempre me jodían sus alambres. noches más tarde la vi, besaba a mi vecino con desgano. creo que sí. Jimena era una puta, y ha cambiado.


Oscar CruzSantiago de Cuba. 1979
Poeta y editor.


Graduado de Licenciatura en Historia por la Universidad de Oriente, actualmente labora como editor de Ediciones Santiago.

Tiene publicado el libro Los malos inquilinos (poesía): Premio David (UNEAC) 2006, Ediciones Unión, 2007.

Además, su obra ha sido reconocida con:

Premio de poesía La Medalla del Soneto Clásico, San Luis, Santiago de Cuba, 2004.
Premio de poesía Luisa Pérez de Zambrana, El Cobre, Santiago de Cuba, 2004.
Juegos florales, Santiago de Cuba, 2006.
Premio de poesía Mangle Rojo, Asociación Hermanos Saíz, Isla de la Juventud, 2006.
Beca de Creación DADOR, 2009 (convocada por el Centro Cultural Dulce María Loynaz), con el proyecto de poemario Los alimentos terrestres.
Premio Pinos Nuevos, 2009 (convocado por el Centro Cultural Dulce María Loynaz y las editoriales Letras Cubanas, Nuevo Milenio y Gente Nueva), con el poemario Retorno a Salamina.
Textos suyos aparecen en las revistas Sic, Del Caribe, Dédalo, Matanzas, La Gaceta de Cuba, La Letra del Escriba, y El tintero.

( Direcciones de correo electrónico: cprovlibro@cultstgo.cult.cu, centrosoler@cultstgo.cult.cu

Una entrevista con el autor aquí:
http://www.cubaliteraria.com/delacuba/ficha.php?Id=4141


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