viernes, 14 de diciembre de 2012

T..V. COLOMBIANA SEGÚN JOVEN PERIODISTA QUINDIANA.














por: María Isabel Meza Velez

Periodista, egresada de la Universidad del Quindío, Escritora ecologista y naturista.


Cría fama y échate a dormir. Es un viejo y conocido refrán que muchos recalcan pero muy pocos aplican. Este es el vergonzoso y admirable caso de Colombia y su imagen frente al exterior que sabiendo ya su penosa reputación, sigue vendiéndose de la peor manera.


Colombia, nuestro amado país, ha sido a lo largo de la historia reconocido ante los países del extranjero como la cuna del narcotráfico, la prostitución  el secuestro y el terrorismo. Son factores que si bien hemos sufrido como pueblo y algunos han intentado sepultar, siguen siendo causa de controversia, indignación y vergüenza.


¿Cómo es posible que teniendo que cargar ya la agobiante cruz acuestas, la seña en la frente, la “chapa” que atañe el concepto de colombianos y sufrir las consecuencias a donde quiera que vayamos, no por nuestras hermosas tierras, ni por la calidad de su gente y su hospitalidad, que hay que reconocer, sino por el estigma de lo anteriormente mencionado, los dirigentes de los canales de televisión, mas explícitamente RCN y CARACOL se empeñen a través del entretenimiento que es la herramienta mas unificadora de masas y por consiguiente mas alienante a la hora de transmitir una idea, en seguir haciéndonos quedar como un país sin otro panorama que ofrecer que la narco-temática ?


Que falta de creatividad la de los directores de telenovelas como “Las Muñecas de la Mafia” y “El Capo”, las mas recientes producciones del canal RCN y CARACOL o producciones anteriores como “La Viuda De la Mafia” o “Sin Tetas no hay Paraíso”, que sin tener otra materia que desarrollar hacen uso de un espacio masivo de comunicación donde millones de seres humanos no solo Colombianos, sino también de otros países, están conectados a su televisor esperando que al llegar de sus trabajos o actividades particulares, encuentren para su recreación una programación refrescante, desestresante y oportuna con el fin de ver la otra cara de la moneda y a diferencia de esto encontrarse con la repetición de lo que día a día es noticia pero para dramatizar un poco mas la situación, en un formato actuado.


Noche a noche RCN y CARACOL se disputan una audiencia de mas de 25 millones de personas, entre “El Capo” y “Las Muñecas de la Mafia” cuyos contenidos no reflejan mas que la triste y ya conocida realidad de nuestro cuestionado país, vendiendo no solo una imagen al mundo de lo que tras años de crisis se conoce como la problemática colombiana, también reforzando en las mentes jóvenes ávidas de conocimiento, el desatinado modelo de la mujeres y hombres de esta sociedad.


¿Será que Colombia no tiene más que ofrecer que mujeres que se prostituyen por dinero, hombres que venden sus almas por el poder que da la droga y balas a diestra y siniestra? ¿Será que con tantos problemas que tiene el país con su imagen frente a los países vecinos no es primordial intentar mostrar una imagen más amable de este pueblo? Una imagen de pueblo trabajador incansable, guerrero de generaciones, cuya única desgracia y ruina es la reputación y las consecuencias de lo que poderosos a mando de los altos cargos hicieron con su poder.


Es perentorio cuestionar no solo a quienes nos ofrecen este tipo de programación a Colombia y al mundo, también a aquellos que son utilizados como idiotas útiles para poder lucrar los bolsillos de unos cuantos que al ver sus ingresos acrecentándose son indiferentes a lo que como país realmente necesitamos.


Poder entender de una vez por todas, que si queremos alcanzar como nación el respeto de la comunidad internacional, no tener que soportar mas los comentarios de mal gusto de los Films extranjeros con el típico personaje colombiano que coincidencialmente resulta ser el mafioso. Si queremos dejar de llevar a cuestas el estigma que nos acompaña donde sea que vayamos, levantar la imagen caída de nuestro querido país, debemos empezar por nosotros mismos dejando de sucumbir ante el morbo de lo que el consumismo nos quiere vender y optar por mejores opciones si de entretenernos se trata se deben buscar alternativas creativas y experimentales que rompan los clises al uso; y que, sin necesidad de pisotear nuestra dignidad, representa la realidad de un país alegre, parrandero y hasta corroncho, pero con más sonrisas que ofrecer, que balas.