viernes, 2 de octubre de 2009

Entrevista a Hakim Bey



Peter Lamborn Wilson/AKIM BEY


x High Times Magazine & Hakim Bey


Mucho antes de que se convierta en una leyenda “cult”, oí por primera vez el nombre del misterioso y esquivo Hakim Bey cuando giraba el dial de la radio en Nueva York. Él fue mencionado en un programa de la WBAI FM llamado “La Cruzada Mora Ortodoxa”. Pero inmediatamente, varios de mis amigos estaban hablando en surdina sobre sus búsquedas de la Zona Temporalmente Autónoma. Intrigado, busqué este clásico escrito underground de Hakim, T.A.Z., la Zona Temporalmente Autónoma: Anarquismo Ontológico y Terrorismo Poético (Autonomedia, po Box 568, Brooklyn, NY 11211). Lo hallé en una pequeña librería esotérica que tenía desde trabajos de Emma Goldman hasta Aleister Crowley. Comencé a preguntar sobre la Sociedad del Anarquismo Ontológico y sobre el enigmático Hakim Bey. Nadie sabía como llegar al efímero Hakim. Llamar a sus editores fue un nuevo fracaso.

Hakim Bey también lanzó un CD declamado con música de Bill Laswell por el sello Axiom, llamado también TAZ. Entonces también los contacté –otra vez, inútilmente. Hasta que un día hallé un billete en mi cama en el que se me proponía visitar la Calle Mott a las 9 de la noche para una entrevista. ¿Como llego eso hasta allí? En esa calle, un carro anónimo me arrinconó y llevó a un obscuro restaurante en un sótano del Chinatown, donde una cabina privada con cortinas estaba separada con un pequeño narguilé y un plato lleno de Nepal Templo Balls(1). Y fui invitado a entrar.

HIGH TIME: Hakim, ¿de dónde vienes?

HAKIM BEY: Bien, la información básica (que es todo de lo que yo hablo) es que yo fui un poeta de la corte de un principado sin nombre en el norte de la India, que fui prendido en Inglaterra por la bomba de un atentado anarquista y que vivo en Pine Barrens, Nueva Jersey, en un trailer de la Airstream(2). Cuando vengo a Nueva York me quedo en un hotel en Chinatown.

HT: ¿Qué es la Zona Temporalmente Autónoma?

HB: La Zona Temporalmente Autónoma es una idea que algunas personas creen que yo creé, pero no creo haberlo hecho yo. Yo creo que sólo coloqué un nombre que despertó algo que ya estaba aconteciendo: la ineludible tendencia de los individuos para juntarse en grupos y recoger libertad. Y que no tuvieran que esperar por ello hasta que llegue algún utópico y abstracto futuro post-revolucionario.

La cuestión es: ¿Cómo los individuos en grupos maximizan la libertad bajo las situaciones de días como hoy, en el mundo real? Yo no estoy preguntándome cómo nos gustaría que fuese el mundo, ni sobre por qué estamos queriendo transformarlo, sino por lo que podemos hacer aquí y ahora. Cuando hablamos sobre una Zona Temporalmente Autónoma, estamos hablando en como un grupo, una coagulación voluntaria de personas afines no-jerarquizada, puede maximizar la libertad por ellos mismos en una sociedad contemporánea. Una organización para la maximización de actividades placenteras sin el control de jerarquías opresivas.

Existen puntos en la vida de todos en los que las jerarquías opresivas invaden con una regularidad casi diaria; puedes nombrar a la educación compulsiva, o al trabajo. Eres forzado a “ganar la vida”, y el trabajo por sí sólo es organizado como una jerarquía opresiva. Entonces el común de la gente, todos los días, tiene que tolerar la jerarquía opresiva del trabajo alienado.

Por esa razón, crear una Zona Temporalmente Autónoma significa hacer algo real sobre esas jerarquías reales y opresivas – no solamente declarar nuestra antipatía teórica hacia estas instituciones. ¿Comprendes la diferencia que he desarrollado aquí?

Con el aumento de la popularidad del libro, muchas personas confundieron el término y lo usaron como un rótulo para todos los tipos de cosa a las que él realmente no pertenece. Eso es inevitable, una vez que el propio virus de la frase está suelto en la red (para usar metáforas de ordenadores). Si las personas lo usan erróneamente, o no, eso no es tan importante, porque el significado está incrustado en el término. Es como un virus verbal. Él dice lo que significa.

HT: ¿Una Zona Temporalmente Autónoma necesariamente se abstiene del uso del dinero?

HB: Eso es difícil en una situación real, pero puede acontecer. El Rainbow Gathering(3), por ejemplo, se abstiene del uso del dinero. Eso, digamos, garantiza un grado mucho mayor de autonomía temporal en las personas que están participando. El placer de ellos aumenta cuando salen de la dimensión económica de dinero/mercancía.

HT: La prensa conectó el fenómeno TAZ al movimiento Cyberpunk. ¿Crees que Internet es una Zona Temporalmente Autónoma?

HB: No. Es un mal entendido muy peculiar que vino a la tona. La revista “Team” hizo una materia sobre el ciberespacio y me citó erróneamente – lo que me dejó particularmente feliz. Si “Team” entendiese lo que yo estaba hablando, estaría forzado a reestructurar toda mi filosofía, o tal vez desaparecer para siempre en desgracia.

Ellos decían que el ciberespacio es una Zona Autónoma, y yo no estoy de acuerdo. Enfáticamente, no concuerdo. Yo creo que la libertad incluye el cuerpo. Si el cuerpo está en un estado de alienación, entonces la libertad no es completa en ningún sentido. El Ciberespacio es un espacio sin cuerpo. Él es un espacio abstracto y conceptual. No existe olor en él, ni gusto, ni sentimiento, ni sexo. Si una sola de estas cosas existe allá, son sólo simulacros de estas y no ellas mismas.

La única cosa que Internet o el ciberespacio pueden tener con relación a la Zona Temporalmente Autónoma es que ellos son instrumentos o “armamento” útil para alcanzar la libertad. Entonces es importante trabajar para proteger las libertades de expresión y comunicación que están abiertas en este exacto momento por Internet contra el FBI, Clinton y la “Infobahn” (un buen término en alemán para designar la autopista de la información). ¡Hay que ser cauteloso para no ser atropellado en la Infobahn! Comunicándose por una BBS(4), un grupo puede planear un festival de manera mucho más eficaz, alguna actividad como un Rainbow Gathering, estructurando oportunidades que maximicen el potencial para el surgimiento de una TAZ real. Internet también puede ser usada para montar una red económica alternativa genuina. Cambios y permutaciones trilladas en las comunicaciones privilegiadas de Internet.

HT: ¿Puedes explicarnos el “Terrorismo Poético”?

HB: Yo entiendo el terrorismo poético por acciones no violentas a gran escala que pueden tener un impacto psicológico comparable al poder de un acto terrorista – con la diferencia de que este acto es un cambio de conciencia. Supongamos que tienes un grupo de actores de la calle. Si haces un llamado para acudir a este acto en la “calle”, ya se ha creado una división entre el artista y público, y se perdió por sí misma cualquier posibilidad de impactar directamente en la vida cotidiana de la audiencia. Pero si empleamos el engaño, la creación de un incidente, una situación, puede ser posible persuadir a la gente a participar y aprovechar al máximo su libertad. Es una extraña mezcla de mentiras y la actividad ilegal (que es la esencia del arte) con una técnica de penetración psicológica de mayor libertad, tanto a nivel individual como social.

HT: ¿Puedes hacer algunas sugerencias para los lectores especiales del High Times sobre la creación de una TAZ?

HB: Bueno, bueno. Yo diría que me gustaría direccionar el movimiento cannabista, a un nivel más amplio, como una estrecha aleación, formando cruces y zonas de contingencia, con el movimiento libertario en la general.

Si los libertarios han pasado los últimos quince años organizando redes de alternativa económica para potencializar la creación de una Zona Autónoma Temporal y Permanente hacia una Zona Autónoma, en lugar de incurrir en los juegos banales de las políticas de terceros, que es un fracaso desde el principio; si el movimiento cannabista ha puesto su energía durante los últimos quince años en la organización de redes económicas alternativas, no necesariamente basadas en el comercio “criminal” del dinero para la marihuana, sino en las necesidades básicas y las posibilidades de la vida real; si toda esta energía es dirigida, en consecuencia, contrariamente a lo que me parece una total fantasía, un fantasma que podemos llamar en resumen “poder político democrático legislativo” – creo que tenemos mucho en el curso del cambio revolucionario en la sociedad.

En tales circunstancias, toda esta buena intención y mucha energía se ha concentrado en un mal juego – un juego en el que la autoridad establece las normas, y en el que “ellos” las establecen para que la gente como nosotros no pueda recuperar su poder dentro de ese sistema.

Ahora lo que estoy haciendo es una crítica anarquista, con las posibles razones de más compañeros. Creo que es una tragedia que la energía haya sido mal dirigida. No creo que sea demasiado tarde para despertar y ver lo que está sucediendo en la actualidad(5) aquí. Otro punto del que quiero hablar es que el High Times ha sido particularmente culpable en las últimas elecciones, cuando pidió a sus lectores (entre ellos, un gran porcentaje de usuarios de marihuana de este país) votar por Clinton, el hijo de puta, basándose en un rumor muy sospechoso: que Al Gore, un conocido mentiroso, tramposo e hipócrita, susurró a algunos activistas de la marihuana que él estaba de su lado. Así que, presumiblemente, miles si no millones, de los fumadores de marihuana y de la izquierda votaron a favor de otro grupo de hijos de puta, olvidando toda la sabiduría de la vieja consigna anarquista, “nunca vote, eso sólo alienta a los estúpidos”.

Voy a hacer una apuesta ahora. Tanto como ejemplares de la revista sean impresos, en los que se señale la virtud de la administración de Clinton, existirá una mejora en las leyes relacionadas con el uso de cannabis por placer. Puede haber una pequeña desaceleración en el uso de la marihuana medicinal o comercial. Desaceleración, pero no – de hecho, sólo una mayor regulación – la utilización de la hierba por placer. ¿De acuerdo? Y si eso no es cierto, yo soy el maldito infierno de la revista con mucha mierda de leche mezclada con azúcar.

HT: ¿Eso sería un acto de terrorismo poético?

HB: Heh, heh.

HT: ¿Crees que el movimiento cannabista es contraproducente en algunos aspectos?

HB: Antes de cualquier crítica, debo recalcar que yo pertenezco a una religión en la que la marihuana es un sacramento, y yo soy un defensor permanente de las acciones en favor de la marihuana. Uso el término “acción” en lugar de “legalización” por una razón muy específica, que ahora voy a explicar. Ofrezco, por tanto, críticas con un espíritu constructivo. Quiero que quede claro, como Nixon solía decir.

En los años en los que hay un movimiento a favor de la legalización de la marihuana, todas las leyes de ese país son peores y más opresivas. En el momento en el que hay un movimiento a favor de la legalización de la marihuana, el precio de la hierba se convierte en prohibitivamente caro debido a la guerra contra las drogas. ¿Existe una relación directa entre la guerra contra las drogas y el movimiento a favor de la legalización de la marihuana? Probablemente, no mucho. Sin embargo, hablar de todo, todo el tiempo y hacer que todo sea abierto, dejando las listas de discusión y las estadísticas a disposición de los organismos de inteligencia y otros no es una buena táctica cuando se trata realmente de una sustancia ilegal.

Creo que hemos asimilado un complejo de mártir en esta situación. Hay personas que quieren confrontar una proyección mental de lo que creen que es la “autoridad”. En otras palabras, contra los que representan la autoridad de una manera autoritaria. Simplemente se trata de cuestionar abiertamente la autoridad, y ellos se están definiendo como víctimas de los delincuentes y el Estado.

HT: ¿Se podría emplear un poco de terrorismo poético?

HB: Creo que se podría utilizar un poco de clandestinidad sensata y darle un sentido de terrorismo poético, sí.

HT: Has escrito extensamente sobre el Tong(6), sobre las sociedades secretas chinas. ¿Has querido decir que la economía underground de la marihuana está organizada de manera similar al Tong?

HB: Absolutamente, es organizada como una suma, como un… bueno, no está organizada como una suma de Tongs, y eso es un problema. El punto es que un Tong es una sociedad secreta. Y esto, de nuevo, es algo que no es sólo una fantasía; es algo real. Un grupo de amigos, de afinidad, que se junta para aumentar su placer y libertad por medios que no son reconocidos como legales por la sociedad, ha creado involuntariamente un Tong. Pero yo creo que se podría crear uno, también, conscientemente. Para esto necesitamos estética y tradiciones de sociedades clandestinas no jerárquicas.

¿Cómo organizar verdaderas redes secretas de intercambio? Más bien, como creamos un poema con esta situación, como hacer de esta obra no sólo una práctica económica, sino también un nivel imaginario, donde los corazones de las personas estén comprometidos.

HT: Una comunidad.

HB: Me gustaría ir más lejos, y utilizar el término de Paúl Goodman, Communitas(7), para demostrar que estamos hablando de algo más que la simple conformidad con el azar, sino realmente del objetivo por el cual estamos viviendo actualmente. Veo a la Zona Temporalmente Autónoma como el éxito temporal del florecimiento de estas redes. Lo que esperamos es que la actual estructura jerárquica no maximice su potencial para posibilitar la aparición de una TAZ. Hablemos de las redes como una especie de subsuelo rico en micelios que son el verdadero órgano de las plantas. Y se puede propagar por millas, tú sabes. Las setas que aparecen, la fruta – ellos son como una Zona Temporalmente Autónoma, son las flores de la red, si he conseguido esbozar aquí mi metáfora botánica. Una de las formas más evidentes del florecimiento es la fiesta: el Rave, el Encuentro Arco Iris (Rainbow Gathering), los festivales Zippies(8), y cosas como el Burning Man Festival (9) en Nevada – y todos los tipos de festivales espontáneos, no regulados ni mercantilizados, que aparecen.

HT: Pero quizás ellos tengan tiempo de vida, “fecha de caducidad” – sólo una cierta cantidad de tiempo para establecerse y florecer.

HB: Existen algunas situaciones de carácter temporal inherente. Y hay otras que son sólo temporales, porque no somos lo suficientemente fuertes para hacerlos permanentes. Digamos que convives durante algunos meses en un hermoso lugar cerca del bosque, a orillas de un lago, en el verano, con algunos amigos; entonces tienes una verdadera TAZ. El erotismo, la belleza y la libertad para hacer recorridos desnudo y fumando marihuana o haciendo lo que quieras. Pero como esto es impulsado por el dinero, la gente tiene que mantener el mercado, vender o ser vendido, esto sólo durará algún tiempo. Nos gustaría hacerlo durar para siempre, la TAZ transformado en una paz, una Zona Permanentemente Autónoma (Permanent Autonomous Zone). Pero no tenemos el poder económico para hacerlo. Es sólo temporal, porque nos falta el poder para que sea permanente.

Otras cosas son claramente de carácter temporal, y deben ser apreciadas por su temporalidad. Cuando la esencia de ellas empieza a perderse tenemos que entender esto y salir en la búsqueda de otras formas. Por lo tanto, cierta cantidad de lo que se llama “trabajo de fluctuación” es necesaria. Tienes que tener sintonía con la onda de libertad y placer que incrementan y lo que no lo son, por lo que puedes permanecer flotando espontáneamente y mantenerte por delante de este fenómeno. Eso es exactamente lo que hordas de personas están haciendo por allí: compañeros de edad en la RV(10), caras nuevas viajando ilegalmente, esto está ocurriendo. No estoy describiendo un plan utópico, es lo que está sucediendo de todas maneras. Tengamos conciencia de ello. Vamos a percibir que tiene mucho valor, por qué es algo que ocurre en favor de nuestras vidas, a diferencia de todos los juegos estúpidos de política.

Estamos constantemente seducidos por emplear nuestras fuerzas, nuestro amor y nuestra creatividad en objetivos que son rápidamente recuperados, aprovechados y mercantilizados por otros. Esto debe parar.

HT: Veo gente que tiene problemas para comunicarse con otras, porque está acostumbrada a hablar en la televisión. Entonces, ¿si convives en una comunidad, el primer paso para la creación de una TAZ sería la comunicación?

HB: Por supuesto. La gente está alienada por los medios de comunicación. Esto es algo que se repetirá constantemente. Cuanto más te relacionas con los medios, a menos que estés conectado a otros seres humanos en proximidad física. Y nuevamente, esto no es una gran teoría, esto es algo que simplemente está sucediendo. Si pasas más tiempo viendo televisión, pasas menos tiempo relacionándote con tus amigos. Y cuando esto se extiende en el plano social, empiezas a encontrar cosas muy extrañas ocurriendo. La corriente es más fuerte que cualquier acción individual dentro de ella. Existe una sinergia negativa, un efecto de retroalimentación negativa a través de la que la alienación de los demás es causada por televisiones, radios, periódicos, películas y libros. Desde luego, la crítica también se genera. Y de repente descubres que no es sólo una cuestión de alienación, es una cuestión de miserabilidad. Esta separación entre la realidad física y tú, te está haciendo miserable.

Muchas personas han comprendido esto. Pero no saben qué hacer porque no hemos expresado ninguna alternativa. Los fumadores de marihuana radicales no están generando una alternativa clara y realista; en lugar de esto, ellos persiguen sus sueños de acuerdo con la mierda del New Age y su estilo de vida.

HT: ¿Dónde podrían encontrar las personas las Zonas Temporalmente Autónomas?, ¿estás dispuesto a revelar cuándo y dónde encontrarlas?

HB: No puedo – precisamente porque no existen en los mapas con coordenadas cartesianas. Existen otras dimensiones a parte de los mapas donde las Zonas Temporalmente Autónomas pueden encontrarse. Me gusta metaforizar estas dimensiones como dimensiones fractales, y abordar toda la cuestión del caos y la complejidad. Una de las razones por las que no te puedo dar ninguna indicación es porque esta es una situación llena de complejidad fractal. En cualquier momento una TAZ puede ocurrir. En un nivel mínimo, una cena en la casa de alguien puede repentinamente desarrollarse como una TAZ. No cualquier cena, pero el potencial está ahí porque no está organizada para la convivencia y no de forma jerárquica. Y en un nivel mayor, la Zona Temporalmente Autónoma habría de expandirse más, la fiesta habría de realizarse durante algunos años. Cuando hablamos de la Zona Temporalmente Autónoma, per se, hablamos de nodos intensos de conciencia y acción, y es posible que los seres humanos no puedan soportar mucho. Quizá dieciocho meses o dos años de continua fiesta es todo lo que uno puede soportar.

TH: Bueno, conozco algunas personas que…

HB: ¡Claro! Pero entonces hablaríamos de una Zona Autónoma Permanente, tú sabes, es un concepto diferente.

HT: ¿Llamarías al Rainbow Gathering una Zona Autónoma Permanente?

HB: Yo lo llamo Zona Periódicamente Autónoma, que es otra variante de esta misma idea. Existen Zonas Autónomas que no se pueden mantener todo el tiempo, pero que se pueden realizar con una frecuencia constante, y los festivales anuales son un ejemplo. Lo que tenemos que hacer es evitar la comercialización. Y deseo precisar algo al respecto.

El festival es un momento intenso, pero periódico. Es momentáneo, pero periódico. Tal como ocurre en el Rainbow, no es necesario ser dueño de ninguna propiedad, ya que hábilmente se puede encontrar alguna. Cualquier grupo de personas en los Estados Unidos puede hacerlo. No es necesario unirse a las tribus Rainbow y seguir su estilo de vida (particularmente, no lo encuentro atractivo). Puedes hacer un encuentro en un bosque nacional y montar una tienda fuera de la línea comercial, o ir a un lugar habitado por pocos osos.

En el Burning Man Festival, el guardián del bosque más cercano se encuentra a 75 millas de distancia y, de todos modos, allí se convierte en un amigo y participante del festival. Es organizado por algunos artistas de California de la peor parte del desierto de Nevada, a sólo un mar de negro a la arena donde el ojo puede ver, y hacen una estatua gigante de mimbre de un hombre a partir de entonces; el último día del festival que esparcen fuego en él mientras todo el mundo celebra con una gran cantidad de bebidas de cerveza y disfrutan de la quema. Es un gran acontecimiento y siempre se repite con una periodicidad anual. A la gente le encanta esto. Una publicación escrita se imprime en el lugar, una pequeña emisora de radio FM se monta cada año, diferentes tipos de personas que provienen de lugares aislados llegan en buses o bicicletas hippies, el personal “florido” y el personal “Arco Iris” son hobos(11 ) y artistas de California. Todo el mundo se divierte mucho y, luego de recoger los desperdicios y caminar, llega el final de la actividad, y los guardias forestales que se encuentran de 75 millas de distancia no se disgustan porque lo que más les gusta es que, precisamente, el lugar se encuentre limpio. Entonces, cualquiera puede hacer esto. No es necesario esperar a la autorización de una autoridad tribal.

HT: Crear una TAZ es casi como crear tu propio espacio autónomo libre dentro de ti mismo.

HB: Estoy repitiendo la frase “maximizar el potencial de la apariencia”. Sé que es una frase medio grotesca y complicada, pero siempre ha de ser incluida en cualquier frase de las que hablamos aquí. No se puede declarar una TAZ. O, si tú puedes, eres un mago mucho más eficiente que yo. No puedes simplemente decidir tener un TAZ. Una TAZ es algo que ocurre espontáneamente. Cuando de repente dices, wow, tú sabes, hay N personas aquí, tienes N pero también N energía, entusiasmo, placer, libertad y conciencia, ¿cierto? El momento de sinergia cruzada ocurre cuando un grupo de personas planea algo más que una situación que suma las actividades de las personas. No podemos predecirlo. Lo único que podemos hacer es aprovechar al máximo el potencial de la aparición.



Glosario:

1. Bolas de Templo Nepalesas (Nepal Templo Balls) – Nombre dado a las “pelotas” de hachís.
2. Airstream – Marca americana tradicional de remolques y bus casa, propiedad de Industrias Thor.

3. Rainbow Gatherings – Fiesta de reunión de los participantes de la “Rainbow Family of Living Light ” (Vida de la Familia Arco Iris de la Luz), que en realidad no es una organización, pero diferentes personas que predican la construcción de pequeñas comunidades, la no violencia, el estilo de vida alternativa, la Paz, el Amor y tradiciones indígenas de América. Esta reunión, celebrada anualmente, tiene por objeto orar por la paz en el mundo.

4. BBS – Bulletin Board System (Tablón de anuncios electrónicos), un término informático que designa una base de datos para mensajes accesibles por Internet, o mejor aún, un mural de mensajes electrónicos.

5. En el original, “No creo que sea demasiado tarde para despertar y poder oler el café de aquí”.

6. Tong – Sociedad secreta china, “la asamblea de todos”.

7. Communitas – En griego, la palabra originalmente significaba la amistad; palabra griega de la que tanto la comunidad y las comunicaciones se derivan. La inspiración para el nombre vino del libro de Paul Goodman,”Communitas”, en el que se redefine el concepto de comunidad.

8. Festival Zippy – Encuentro de miembros de la cultura Zippie, que se definen en parte como hippies tecnológicos que afirman basarse en las funciones religiosas de la tecnología. El nombre proviene de los hippies con Zip.

9. Burning Man Festival – Festival anual que reúne cerca de veinticinco mil personas y envuelve a la música, el arte y la comunidad.

10. RV – Recreation vehicles (Vehículos de recreación), como los vehículos de motor, remolques y bus casa.

11. Hobo – Alguien que viaja de un lugar a otro en busca de viviendas temporales y puestos de trabajo.

Hakim Bey Julio 28th, 2009 at 04:01pm

viernes, 18 de septiembre de 2009

CÓMO LLEGAR A SER POETA /DYLAN THOMAS



Poeta galés nacido en Swansea, en octubre de 1914. Muere en Nueva York, en noviembre de 1953.



Con evidente exceso de confianza, me ha invitado un editor a escribir sobre este asunto.

¡Tantos otros asuntos como podía haberme sugerido! Los enredos de las escenas de seduc­ción en el teatro Watts-Dunton, Charles Mor­gan, mi personaje favorito de ficción, Mr. T. S. Eliot y la crisis del dolar, la influencia de Lau­rel en Hardy y de Hardy en Laurel... Como escribe Fowler en su Diccionario de Uso del Inglés, «cuántas palabras no se podrían decir de todas esas cosas si tales fueran mis temas de ensayo». Pero, contrariado artesano, volveré a mi tema original.

Ya de entrada, y a modo de nota supuesta­mente informativa, quiero aclarar que yo no considero la Poesía como un Arte ni Oficio, ni como la expresión rítmica y verbal de una necesidad o premura espirituales, sino simple­mente como el medio para un fin social, siendo dicho fin la consecución de un estado en socie­dad lo bastante sólido como para justificar que el poeta tienda a eliminar o se deshaga de ciertos amaneramientos, fundamentales en un primer período, en el habla, la indumen­taria y la conducta. Para justificar también ingresos económicos que satisfagan sus necesidades más apremiantes, de no haber sido aquél víctima ya del Mal de los Poetas o del Gran Basurero (Londres). Para justificar, en fin, una seguridad permanente ante el temor de tener que seguir escribiendo. No pretendo preguntarme si la poesía es cosa buena en sí misma, pregunta sin respuesta posible, sino tan sólo si puede convertirse en un buen ne­gocio.

Para empezar, presentaré al lector, aña­diendo comentarios que acaso vengan a resul­tar en ocasiones innecesarios, unos cuantos tipos de poetas que se han hecho con cierta autoridad social o financiera.

Primeramente están, aunque no sigamos un orden según la importancia, los poetas funcio­narios, a quienes se ha concedido el certificado de «líricos». Dichos poetas pueden a su vez subdividirse en dos clases diferentes según su aspecto físico. Está el poeta delgadito, de as­pecto más que imberbe, labios descaradamente sensuales y tan tentadores como un ponedero para una gallina, desprovisto de toda masculinidad, ojos empequeñecidos y enrojecidos por sus lecturas francesas –pues el francés es len­gua que no comprende–, instalado en un ático provinciano en su etapa de repelente juventud, la voz como uña de ratón raspando papel de estaño, nariz transparente e incoloro aliento. Y está también el poeta de gran papada y poblada pelambrera, fumador de pipa y de nariz peluda, de ojos penetrantes donde se refleja toda la sabiduría de Sussex, con el olor de los perros que detesta prendido en sus añosas ves­timentas, con la voz de un culto Airedale que ha aprendido a pronunciar las vocales en cur­sos por correspondencia, y amigo íntimo de Chesterton, a quien nunca llegó a conocer.

Veamos ahora de qué forma ha alcanzado nuestro hombre esa envidiable y actual posi­ción de Poeta que ha hecho rentable la Poesía.

Después de ingresar como funcionario en la Administración a una edad en que muchos de nuestros jóvenes poetas se refugian en la Radio, equivalente del Mar en nuestros días, queda en un principio sepultado bajo mon­tañas de papeles que, en años futuros, ha de despreciar, con mordacidad no exenta de re­torcida ironía, en su En torno a mis carpetas y anaqueles. Transcurridos unos años, empieza a asomarse por entre los archivos y expedien­tes donde vive su vida ordenadita y ratonil, y aquí picotea una miga de queso y allí una pizca de excrementos, valiéndose de sus pulgares sucios de tinta. Su oído, misteriosamente sen­sible, reconoce ya familiarmente el susurro de las hojas de los cartapacios. Y aprende muy pronto que un poema en la revista de los fun­cionarios es, si no un peldaño más, al menos un lametón en la dirección más adecuada. Y entonces escribe un poema. Y un poema, desde luego, sobre la Naturaleza. En él se confiesa el deseo de escapar de la aburrida rutina y de abrazar la nada sofisticada vida del labrador. Desea, pero sin escándalo, despertar con las aves. Manifiesta su opinión de que a su pe­queña fuerza más convendría la reja de un arado que la misma pluma que blande. Decoroso panteísta, se identifica con los riachue­los, los monótonos molinos, los rosados culitos de las lecheras, con las bermejas mejillas de los cazadores de ratas, con los zagales y los puercos, con el bisbiseo de los corrales y con las camuesas. Tienen sus poemas el aroma del campo, la campiña y las flores, el aroma de las axilas de Triptolomeo, de los graneros, henares y hogueras, y, sobre todo, el aroma de maizal. Se publica el poema. Bastará citar un breve extracto lírico de su comienzo:



The roaring street is hushed!

Hushed, do I say?

The wing of a bird has hrushed.

Time’s cobweds away.

Still, still as death, the air

over the grey stones!

And over the grey thoroughfare

I hear sweet tones!

A blackbird open its bill.

–A blackbird, aye!–

And sing its liquid fill

from the London sky. *

* _

La calle estruendosa ha quedado en silencio

¿Silencio, digo?

El aleteo de un pájaro ha sacudido

las telarañas del Tiempo.

Plácido, plácido cual la muerte, el aire

sobre las piedras grises.

Y sobre la calle gris

dulces tonos siento.

Abre su pico un mirlo.

¡Un mirlo, ay!

Y derrama su líquida carga

desde los cielos de Londres.



Poco después de la publicación, recibe en un pasillo el saludo asentidor de Hotchkiss, de la «Inland Revenue», poeta a su vez de fin de semana, ya acreditado con dos pequeños volúmenes, media pulgada en el Quién es quién de la Poesía o en el Calendario Newbolt, ca­sado con una mujer de cuello anguloso y de­rrotado flequillo, propietario de un coche que siempre le lleva («le lleva», porque el coche se diría que anda solo) a Sussex –al modo en que el caballo de un reverendo trotaría im­pensadamente hasta las puertas de una taber­na–, y acreditado también con una monogra­fía, aún sin terminar, sobre la influencia de Blunden en la literatura religiosa.

Hotchkiss, en un almuerzo con Sowerby, de la Customs, a su vez figura literaria de cierta importancia que cuenta con una colum­na semanal en el Will o’ Lincoln’s Weekly y que tiene su nombre en el catálogo editorial de Obras Maestras del Club Quincenal (pre­cios reducidos para escritores y descuento del setenta y cinco por ciento en las obras com­pletas de Mary Webb para Navidad), comenta como al azar: «Sowerby, tiene usted en su de­partamento a un tipo bastante prometedor. El joven Cribbe. He estado leyendo parte de su Deseo de la garza...»

Y el nombre de Cribbe corre ya por los más fétidos círculos literarios.

A continuación se le pide su contribución, con un pequeño conjunto de poemas, para la antología de Hotchkiss, Gaitas nuevas que So­werby elogia –«un extraño don para la frase inolvidable»– en su Will o’ Lincoln’s. Cribbe envía copias de la antología, firmadas todas ellas laboriosamente: «Al más grande poeta de Inglaterra, en homenaje», dedicatoria repe­tida para los veinte poetas más insoportables del país. Alguno de estos delicados presentes reciben la correspondiente respuesta agradecida. Sir Tom Knight, interrumpiendo breve y aturdidamente sus momentos de contempla­ción y retiro en un inolvidable y único fin de semana, encuentra un momento para mandar­le unos garabatos escritos de su mano en papel timbrado con blasones. «Apreciado señor Crib­be –escribe sir Tom–, en mucho estimo su pequeño homenaje. Su poema Nocturno de los lirios puede compararse a cualquier Shanks. Siga, siga. Hay lugar para usted en este Olim­po.» Y aunque el poema de Cribbe no sea en realidad el Nocturno de los lirios, sino Al es­cuchar a Delius en el cementerio, la cosa no le molesta y archiva la carta después de qui­tarle de un soplido la caspa que traía, y siente en seguida la quemazón de reunir todos sus poemas para hacer con ellos, ¡misericordia!, un libro. El huso y el jilguero, dedicado «a Clem Sowerby, jardinero de verdes dedos en el Jardín de las Hespérides».

Aparece el libro. Se da cuenta de él, favo­rablemente, en Middlesex. Y Sowerby, dema­siado modesto como para hacer la reseña des­pués de dedicatoria tan gratificante, lo reseña, eso sí, con nombre supuesto. «Este joven poe­ta –escribe– no es, afortunadamente, tan "modernista" como para rendir reverencia a la iluminadora fuente de su inspiración. Crib­be llegará lejos.»

Y Cribbe va en busca de sus editores. Se le extiende un contrato: Stitch & Time se com­prometen a publicar su próximo libro a con­dición de hacerse con la opción de los derechos de sus próximas nueve novelas. Cribbe se avie­ne también a leer ocasionalmente manuscritos que le envíe la editorial, y vuelve a casa pro­visto de un paquete que contiene un libro sobre El desarrollo del movimiento oxoniense en Finlandia de un tal Costwold Major, tres tragedias en verso blanco que tienen a María Estuardo por protagonista, y una novela que lleva por título Mañana, Jennifer.

Hasta ese contrato, nunca había pensado Cribbe en escribir una novela. Pero sin desa­nimarse ante el hecho de no saber distinguir a la gente –el mundo es para él una amorfa masa indiferenciada, con la excepción de algu­nas celebridades y de sus jefes en el departa­mento, pues nada de lo que pueda decir o hacer la gente le interesa si no se relaciona con su carrera literaria–, no desanimándole tampoco lo limitado de su invención, compa­rable a la de una ardilla o una rueda de mo­lino, se sienta en una silla, se remanga la ca­misa, se afloja el cuello, aprieta bien la pipa y se pone a estudiar fervorosamente la mejor manera de alcanzar un éxito comercial sin te­ner talento alguno. Pronto llega a la conclu­sión de que las ventas rápidas y las famas efímeras sólo llegan de la mano de novelas fuertes con títulos tales como Dispuesto a todo o Los dados de la muerte, de novelas prole­tarias que tratan de la conversión al materia­lismo dialéctico de chicos de la calle, con títu­los del tipo de Lluvia roja para ti, Alf, o de novelas como Melodía en Jauja, con un obscuro protagonista ligeramente cojo llamado Dirk Conway y la historia de su amor con dos mu­jeres, la lasciva Ursula Mountclare y la peque­ña y tímida Fay Waters. Y en seguida descu­bre, en las orgullosas revistas de circulación mensual, que las ventas menos importantes resultarán de novelas como El zodíaco interior, de G. H. Q. Bidet, despiadado análisis de los conflictos ideológicos que surgen entre Philip Armour, físico impotente de fama internacio­nal, Tristram Wolf, escultor bisexual, y la vir­ginal, exótica y dinámica esposa de Philip, Ti­tania, profesora de Economía de los Balcanes, y estudio de cómo personajes tan altamente sensibilizados –con el perfume de la era post-sartriana– se relacionan mientras comparten un trabajo por el bien de la Existencia, en una clínica de la Unesco.

Nada de bobadas. Cribbe comprende, poco después de iniciar una exploración con teodo­lito y máscara antigás por las más densas pá­ginas de Foyle, que lo que hay que escribir es una novela que se venda con facilidad y sin sensacionalismo en provincias y capitales y que trate, casualmente, del nacimiento, educación, vaivenes económicos, matrimonios, separacio­nes y muertes de cinco generaciones de una familia algodonera del Lancashire. Esta novela, advierte en seguida, debe tener la forma de una trilogía y cada una de sus partes ha de llevar un título eficaz y frío, algo así como La urdimbre, La trama y El camino. Y se pone a trabajar. De las reseñas de la primera novela de Cribbe, pueden seleccionarse párrafos tales como: «Una caracterización excelente unida a una perfecta habilidad narrativa», «Una his­toria llena de acontecimientos», «el lector llega a conocer a George Steadiman, a su esposa Muriel, al viejo Tobías Matlock (personaje de­licioso) y a todos los habitantes de la Casa Loom como si se tratara de miembros de la propia familia», «la austeridad de los Northcotes se apodera del lector», «tan inglesa como la lluvia de Manchester», «Cribbe es un autén­tico monstruo», «un relato con la clase de Phyllis Bottome». A partir del éxito, Cribbe se asocia a un club de escritores y se convierte en solicitado conferenciante, y llega incluso a hacer con regularidad críticas en las revistas (El resplandor de la prosa), elogiando una de cada dos novelas que se le envían e invitando a cenar al Club Servile, en el que ha sido acep­tado recientemente, a uno de cada tres escri­tores jóvenes que conoce.

Cuando por fin aparece la trilogía comple­ta, Cribbe sube como la espuma, pasa a formar parte del comité del Club de escritores, asiste a los funerales que se celebran en honor de los hombres de letras muertos en el transcurso de los últimos cincuenta años, rescinde su viejo contrato, saca una nueva novela que es selec­cionada por un Club de lectores para su oferta mensual, y se le ofrece, en la casa Stitch & Time, un puesto de «consejero» que acepta, abandona la Administración, se compra una casa de campo en los alrededores de Londres («¿No te parece increíble que esté a sólo trein­ta millas de Londres? Mira, un somorgujo crestado». Y pasa volando un estornino) y... una secretaria con la que acaba casándose por sus dotes táctiles, ¿Poesía? Acaso de vez en cuando un soneto para el Sunday Times. Ocasionalmente un librito de versos («Fue mi pri­mer amor, sabes»). Pero ya no le preocupa más, por más que fuera ella quien le condu­jera hasta donde ahora se encuentra. ¡Lo ha conseguido!

Y ahora, vengamos a contemplar por un momento otra clase de poeta, muy diferente, a quien llamaremos Cedric. Si se quiere seguir los pasos de Cedric –cosa que le haría feliz y por la que no llamaría jamás a un policía de no ser el sargento terrible y siniestro de Mecklenburg Square, que parece un Greco–, debe nacerse en la sordidez de la clase media o debe asistirse a una de las escuelas propias de esa clase (escuela que, claro está, debe odiarse, pues resulta esencial ser un incomprendido desde el comienzo), y llegar a la universidad con una reputación sólida ya de futuro poeta y, a ser posible, con un aspecto que oscile en­tre el de oficial de la Guardia y el de querida de un fotógrafo de sociedad. Se me puede preguntar ahora que cómo es posible llegar con esa reputación ya firme de «poeta digno de observación». (La observación de poetas va camino de ser tan popular como la observación de pájaros. Y parece razonable suponer que llegará el día en que el estado se decida a com­prar las oficinas de El Poetastro para conver­tirlas en parque nacional.) Pues bien, dicha pregunta escapa a los límites de estas más que elementales notas mías, y es que, además, debe asumirse que todo aquel que opta por abrazar la carrera poética sabe perfectamente cómo jugar esa baza en caso necesario. Se requiere también que el tutor universitario de Cedric resulte ser íntimo amigo del director de su an­tiguo colegio. En fin, ya tenemos ahí a Cedric, conocido por unas cuantas mentes privilegia­das en gracia a sus sensibles poemas de ramas doradas, frondas preciosas, ambrosía del pri­mer beso discreto en las barrocas cavernas lu­nares (uno de los roperos del colegio), en los umbrales de la fama y el mundo rendido de admiración a sus pies como una fila de baila­rinas genuflexas.

Si la acción transcurriera en los años vein­te, el primer libro de poemas de Cedric, publi­cado mientras estudiaba todavía en la univer­sidad, podría muy bien titularse Laúdes y áspides. Tendría la nostalgia de una vida que nunca existió. Expresaría un hastío existencial. (Vio en cierta ocasión el mundo por la ven­tanilla de un tren y le pareció irreal.) Sería una mezcla discretamente chillona, un pastel astutamente evocativo elaborado con ciruelas arrancadas del árbol de los Sitwells y compa­ñía, un invernáculo dulcemente cacofónico de exótica horticultura y curiosidades cómico-eró­ticas, de donde he extraído estas líneas típicas:



A cornucopia of phalluses

cascade on the vermilion palaces

in arabesques and syrup rigadoons.

Quince-breasted Circes of the zenanas

do catch this rain of cherry-wigged bananas

and saraband beneath the raspberry moons. *

* _

Una cornucopia de falos

se derrama torrencial sobre bermellones palacios

en arabescos y almibarinos rigodones.

Circes de amembrillados pechos de los serra­llos

se apoderan de este diluvio de plátanos de tonos cereza

y danzan la zarabanda bajo lunas de frambuesa.



Y tras una trifulca con las autoridades aca­démicas, se pierde en los Registros nostálgicos, y ya es todo un hombre.

Si la acción ocurriera durante los treinta, el libro podría llamarse Paros, Yo te aviso, y podría ofrecer dos tipos de versos. Bien un verso largo, lánguido y descuidado en el ritmo, abruptamente quebrado y con imágenes de conciencia social:



After the incessant means-test of conspiratorial winter

scrutinizing the tragic history of each robbed branch,

look! the triumphant bourgeoning!

spring gay as a workers' procession

to the newly opened gymnasium!

Look! the full employment of the blossoms! *

* _

Tras la inspección constante del conspiratorio in­vierno

escrutador de la trágica historia de cada rama robada

¡ved el retoñar triunfante,

la primavera feliz cual procesión de obreros

hasta el gimnasio recién abierto!

¡Ved el pleno empleo de la flor!



O bien una composición atrevida atestada de lenguaje callejero y coloquial, con retazos de canciones, algo de la música rítmica de Kipling y cierta recargada tristeza.



We're sitting pretty

in the appalling city.

I know where we're going

I don't know where from but.

Take it from me, boy;

you are my cup of tea, boy;

we're sitting on a big black bomb. *

* _

¡Qué bien estamos

en la espantosa ciudad.

Sé adonde vamos

pero no sé de dónde venimos.

Vente conmigo, amigo;

sólo te quiero a ti, amigo;

estamos encima de una gran bomba negra.



¡Conciencia social! Ese es el lema. Y mien­tras se toma un café, confiesa que quiere pa­sarse unas largas vacaciones en «un sitio vivo de verdad» («Adrián es la única persona que sabe hacer café en esta isla brutal». «Oye, Rodney, ¿dónde compras estos deliciosos pastelitos de color rosa?» «Es un secreto.» «Venga, dime dónde. Y te digo yo cómo se prepara esa receta que el coronel de Basil se trajo de Ceilán, sólo lleva tres libras de mantequilla y una cáscara de mango»). «Sí, un sitio auténtica­mente vivo. O sea, vivo, ¿no? Como el Valle de Rhondda o así. O sea, es que a mí aquello de verdad que me atrae, o sea que te quedas allí como sin hacer nada, ¿no? ¡Libros, libros! Lo que importa es la gente. O sea, hay que conocer a los mineros.» Y se marcha con Regie a pasar unas largas vacaciones en Bonn. A lo cual ha de seguir un librito de escritos político-viajeros que le convierten ya en pro­mesa que años más tarde pasa a consagrarse y llega a desempeñar el puesto de secretario literario de la CIAM (Consejo Internacional de las Artes del Mañana).

Si Cedric escribiera en los años cuarenta, lo más probable es que se sintiera atrapado y sin salida en una especie de apocalíptico rebozo, y que su primer libro se titulase Ma­crocosmo de lágrimas o Heliogábalo en Pen­tecostés. Cedric puede entonces mezclar sus metáforas y tópicos como fangoso engrudo y empapar los símbolos de que se sirve con ran­cia leche de burra para que así gane el con­junto en viscosa verborrea.

Después, Londres y las reseñas. Reseñas, claro está, de obras de otros poetas. Es tarea sencilla si se hace mal y aunque al principio no lo parezca, acaba por resultar siempre muy gananciosa. El vocabulario que un autor cons­cientemente deshonesto de reseñas de poesía contemporánea debe de aprender es muy limi­tado. Corriente, en primer lugar, y luego, im­pacto, efecto, conciencia, zeitgeist, esfera de influencia, Audeniano, último Yeats, período de transición, constructivismo, ingeniosamen­te salpicado, contribución, interminable, la dra­mática y breve despedida de toda la obra de un poeta adulto y responsable. Hay unas cuan­tas reglas fundamentales que deben ser obser­vadas: cuando se escribe una reseña, de por ejemplo, dos libros de versos absolutamente distintos, póngase el uno frente al otro como si se hubieran escrito los dos para un mismo concurso. He aquí una ilustración del mecanismo tan valioso y tan evitador de innecesarios derroches: «Tras los comentarios poéticos del Sr. A, tan sutiles y bien trenzados que se di­rían epigramas, la narrativa heroica, prolija y sonora del Sr. B adquiere una resonancia ex­trañamente hueca si consideramos la riqueza de sus textos y la vibrante orquestación de los mismos.» Hay que decidirse con sumo cuidado a admirar apasionadamente a un poeta determinado, guste o no su poesía. Todo se va a cargar a su cuenta, se le va a convertir en un segundo yo, va a ser patentado, se va a llegar con él hasta la tumba. Su nombre ha de citarse gratuitamente en todas las reseñas: «E. es, por desgracia, un poeta excesivamente dado al rosicler (y no como Héctor Whistle)». «Al leer la admirable, si bien en ocasiones pedes­tre, traducción de D., echamos de menos ese templado ardor y esa consumada capacidad de Hector Whistle.» Téngase cuidado con la elección del poeta, no vaya uno a convertirse en cazador furtivo. Se impone la siguiente pre­gunta previa: «¿Es Hector Whistle pichón de otra escopeta?»

Léanse todas las demás reseñas de los libros que se han de reseñar antes de pronunciarse sobre ellos una sola palabra. Cítense fragmen­tos de poemas sólo en caso de urgencia, pues una reseña debe siempre de versar sobre quien la hace y nunca sobre el poeta. Cuidado con censurar a un mal poeta rico, a no ser que se trate de uno notoriamente malo, ya difunto o exiliado en América, pues no se suele tardar en acceder desde las reseñas poéticas a la direc­ción de quién sabe qué revista, y muy bien pudiera suceder que ese mismo mal poeta rico fuera su mecenas.

Volviendo a Cedric, supongamos que, como resultado de una comparación por él estable­cida entre la poesía de un joven adinerado y la poesía de Auden –en detrimento de éste–, se ha hecho con la dirección de una nueva pu­blicación literaria. (También puede haberse hecho con nueva vivienda. En caso contrario, debiera insistir en que la nueva publicación necesita locales más cómodos, y trasladar su sede a ellos.) El primer problema con que Ce­dric se enfrenta es el de cómo llamarla. No es tarea fácil, ya que la mayoría de los nombres desprovistos de significación –elemento esen­cial para el éxito del nuevo proyecto– han sido agotados ya. Horizonte, Polémica, Vendimia, Carabela, Semilla, Transición, Nuevo reino, Foco, Panorama, Acento, Apocalipsis, Arena, Circo, Cronos, Avisos, Viento y Lluvia. Sí, en efecto, ya han sido usados todos. Pero la mente de Cedric se devana incesantemente: Vacío, Volcán, Limbo, La piedra miliar, Necesidad, Erupción, Útero, Sismógrafo, Vulcano, Cogni­ción, Cisma, Datos, Fuego... y al fin, Clarobscuro, ya está. Lo demás es muy sencillo: sim­plemente editar.

Vayamos ahora muy someramente con otros métodos para convertir la poesía en empresa de alto rendimiento.

El Desmadre provinciano o el sistema de Viva-Rimbaud-y-a-por-ellos. Yo francamente no lo recomiendo mucho, pues son necesarias de­terminadas condiciones. Antes de aparecer avasalladoramente en un centro de actividad literaria –o sea el bar adecuado, en los primeros años, las casas adecuadas después, y finalmente los clubs adecuados– ha de tenerse detrás un cuerpo (la cabeza no es precisa) de versos fe­roces e incomprensibles. (Como ya he dicho antes, no es mi empeño describir cómo se lo­gran estos éxtasis gauchistas y verbosos. Hart Crane descubrió un buen día que escuchar bo­rracho a Sibelius le hacía ponerse a escribir hasta ya no poder más. Un amigo mío que ha padecido violentas jaquecas desde los ocho años, encuentra tan sencillo escribir así que tiene que hacerse nudos en el pañuelo para acordarse de que hay que parar de vez en cuan­do. Hay muchos métodos y siempre hay un camino si existe el deseo de un ligero delirio.) En fin, este poeta necesita estar en posesión de la constitución y la sed de un caballo que sólo se alimentara de sal, el pellejo de un hipo­pótamo, ilimitada energía, prodigioso engrei­miento, falta absoluta de escrúpulos y –más importante que nada, nunca estará de más in­sistir sobre este punto– una casa lejos de la capital adonde regresar cuando se deprima.

Me temo que tendré que pasar muy por alto otros tipos de mi clasificación.

Del poeta que tan sólo escribe porque quie­re escribir, a quien publicar o dejar de publi­car no le preocupa en absoluto, y que puede enfrentarse tranquilamente con la pobreza y el anonimato, de ése pocas cosas de valor pue­do decir. Este no es un hombre de negocios. La posteridad no es rentable.

Anotemos también otra clase de poesía, altamente no recomendada:

Poemas para tarjetas de felicitación: am­plio mercado, ganancias mínimas.

Poemas para las cajas de galletas: muy variable.

Poemas para niños: pueden acabar con el autor y con los niños.

Necrológicas en verso: es difícil competir con los valores tradicionales.

Poesía como forma de chantaje (por abu­rrimiento): peligroso. La víctima puede contraatacar con la lectura de su tragedia incom­pleta, «El termo», sobre la vida de san Ber­nardo.

Y finalmente: Poemas en las paredes de los retretes. La compensación es puramente psico­lógica.

Muchas gracias.



En El visitante y otras historias

Traducción de Ignacio Álvarez

Editorial Bruguera