En esta conferencia la niña terrible de la crítica mexicana, deja al desnudo los aspectos mas grotescos del arte contemporáneo: monetarización, manipulación mediática, falta de rigor conceptual y agotamiento estético Propone redescubrir los elementos auténticos de la obra de arte, el oficio, la intuición y la pasión Pone en entredicho la labor de la academia artística que se quiere especializar en producir curadores y filósofos que puedan escribir bellos catálogos para las exposiciones y bienales oficiales, pero que no hace énfasis en lo verdaderamente importante: el arte y su público.
sábado, 15 de diciembre de 2012
viernes, 14 de diciembre de 2012
T..V. COLOMBIANA SEGÚN JOVEN PERIODISTA QUINDIANA.
por: María Isabel Meza Velez
Periodista, egresada de la Universidad del Quindío, Escritora ecologista y naturista.
Cría fama y échate a dormir. Es un viejo y conocido refrán que muchos recalcan pero muy pocos aplican. Este es el vergonzoso y admirable caso de Colombia y su imagen frente al exterior que sabiendo ya su penosa reputación, sigue vendiéndose de la peor manera.
Colombia, nuestro amado país, ha sido a lo largo de la historia reconocido ante los países del extranjero como la cuna del narcotráfico, la prostitución el secuestro y el terrorismo. Son factores que si bien hemos sufrido como pueblo y algunos han intentado sepultar, siguen siendo causa de controversia, indignación y vergüenza.
¿Cómo es posible que teniendo que cargar ya la agobiante cruz acuestas, la seña en la frente, la “chapa” que atañe el concepto de colombianos y sufrir las consecuencias a donde quiera que vayamos, no por nuestras hermosas tierras, ni por la calidad de su gente y su hospitalidad, que hay que reconocer, sino por el estigma de lo anteriormente mencionado, los dirigentes de los canales de televisión, mas explícitamente RCN y CARACOL se empeñen a través del entretenimiento que es la herramienta mas unificadora de masas y por consiguiente mas alienante a la hora de transmitir una idea, en seguir haciéndonos quedar como un país sin otro panorama que ofrecer que la narco-temática ?
Que falta de creatividad la de los directores de telenovelas como “Las Muñecas de la Mafia” y “El Capo”, las mas recientes producciones del canal RCN y CARACOL o producciones anteriores como “La Viuda De la Mafia” o “Sin Tetas no hay Paraíso”, que sin tener otra materia que desarrollar hacen uso de un espacio masivo de comunicación donde millones de seres humanos no solo Colombianos, sino también de otros países, están conectados a su televisor esperando que al llegar de sus trabajos o actividades particulares, encuentren para su recreación una programación refrescante, desestresante y oportuna con el fin de ver la otra cara de la moneda y a diferencia de esto encontrarse con la repetición de lo que día a día es noticia pero para dramatizar un poco mas la situación, en un formato actuado.
Noche a noche RCN y CARACOL se disputan una audiencia de mas de 25 millones de personas, entre “El Capo” y “Las Muñecas de la Mafia” cuyos contenidos no reflejan mas que la triste y ya conocida realidad de nuestro cuestionado país, vendiendo no solo una imagen al mundo de lo que tras años de crisis se conoce como la problemática colombiana, también reforzando en las mentes jóvenes ávidas de conocimiento, el desatinado modelo de la mujeres y hombres de esta sociedad.
¿Será que Colombia no tiene más que ofrecer que mujeres que se prostituyen por dinero, hombres que venden sus almas por el poder que da la droga y balas a diestra y siniestra? ¿Será que con tantos problemas que tiene el país con su imagen frente a los países vecinos no es primordial intentar mostrar una imagen más amable de este pueblo? Una imagen de pueblo trabajador incansable, guerrero de generaciones, cuya única desgracia y ruina es la reputación y las consecuencias de lo que poderosos a mando de los altos cargos hicieron con su poder.
Es perentorio cuestionar no solo a quienes nos ofrecen este tipo de programación a Colombia y al mundo, también a aquellos que son utilizados como idiotas útiles para poder lucrar los bolsillos de unos cuantos que al ver sus ingresos acrecentándose son indiferentes a lo que como país realmente necesitamos.
Poder entender de una vez por todas, que si queremos alcanzar como nación el respeto de la comunidad internacional, no tener que soportar mas los comentarios de mal gusto de los Films extranjeros con el típico personaje colombiano que coincidencialmente resulta ser el mafioso. Si queremos dejar de llevar a cuestas el estigma que nos acompaña donde sea que vayamos, levantar la imagen caída de nuestro querido país, debemos empezar por nosotros mismos dejando de sucumbir ante el morbo de lo que el consumismo nos quiere vender y optar por mejores opciones si de entretenernos se trata se deben buscar alternativas creativas y experimentales que rompan los clises al uso; y que, sin necesidad de pisotear nuestra dignidad, representa la realidad de un país alegre, parrandero y hasta corroncho, pero con más sonrisas que ofrecer, que balas.
martes, 16 de octubre de 2012
"LA CIUDAD" FRAN MASEREEL. NÓRDICA EDITORIAL.
La Ciudad, una novela gráfica “muda” del belga Frans Masereel publicada en 1925. 83 grabados que muestran los contrastes laborales y sociales de su tiempo con una urbe como telón de fondo.
«”La ciudad” de Frans Maserel es una mancha negra, siniestra y hostil, en la que, con su certero trazo blanco da luz al puzzle humano que se mueve en la oscuridad. Con un dibujo potente y actual dibuja una sociedad en la que podemos reconocer las mismas pasiones que mueven la nuestra.» Paco Roca
EL ULTIMO VIAJE DE ALDOS HUXLEY por Lucio Montlune
En un episodio empapado de sacro romanticismo y honestidad psiconaútica,
“Todos los dioses están hechos en casa,
y somos nosotros quienes jalamos sus hilos,
y así, les damos el poder para jalar los nuestros”
A.H.
Aldous Huxley labró su lugar en la historia como uno de los más privilegiados escritores del siglo XX. El hecho de favorecer la templanza analítica desde una trinchera sensible, por sobre la parafernalia que caracteriza a una buena parte de los literatos ligados al mundo de la transgresión fronteriza, le consolidó como un autor respetado (y como un ser respetuoso), de cuya mano florecerían inolvidables obras.
Pero este lúcido británico, miembro de una influyente familia, no solo realizó grandes aportaciones al mundo literario, sino que fue un voluntario estudioso de la botánica, y formó parte del alter-jetset de esa época: departió con personajes como Berthrand Russell, Aleister Crowley, Walt Disney, Krishnamurti y Ray Bradbury –manteniendo estrecha amistad con muchos de ellos–, y fue una figura decisivamente inspiradora para la revolución psicosocial de los 60’s.
A pesar de que su obra ha sido elogiada alrededor del mundo y ha marcado la vida de distintas generaciones, existe un particular episodio en la vida de Huxley que sin duda representa uno de los gestos más hermosos, y congruentes de su existencia. Y me refiero al día de su muerte cuando, consciente del inminente fin de sus días en este plano, le pidió a su mujer Laura Archer que le diera LSD.
Durante la segunda mitad de su vida, Huxley había dedicado buena parte de su tiempo y energía a familiarizarse con el cultivo espiritual de oriente, así como con fenómenos paranormales, y con la relación entre mente, percepción, y realidad. Y a juzgar por la profundidad que el autor alcanzó recorriendo estos senderos, la cual queda evidenciada en obras como The Perennial Philosophy (1945) y The Doors of Preception (1954), podemos inferir que Huxley había logrado tejer una relación armónica, o al menos distinta a la trágica perspectiva que utilizamos popularmente en occidente, con la muerte.
Más allá de lo épico o de lo estrambótico que pueda parecernos que alguien traduzca su último deseo en vida en una respetable dosis de LSD, alrededor de este suceso existen dos aspectos que en lo personal me resultan fascinantes: el romanticismo y la congruencia.
Sin duda lo más cautivante del último viaje de Huxley es que representó en sí una especie de trepidante ritual amoroso entre él y su mujer, algo así como un Romeo y Julieta versión psiconaútica en donde ella accede a cumplir su último deseo tejiéndole un vórtice, intramuscular, para trascender a otro plano montado, presumiblemente, sobre un caleidoscopio. Tras meses de permanecer acechado por un cáncer, el 22 de noviembre de 1963, por cierto el mismo día en que John F. Kennedy fue asesinado, Huxley intuyó que su último respiro estaba cerca y pidió a Laura que le inyectase cien microgramos de ácido lisérgico para surfear su desdoblamiento hacia el otro lado del velo.
En una carta que Laura escribió a Julian, el hermano mayor de Aldous, se describen los últimos momentos de este filósofo místico, y su decisión de transitar por el sendero lisérgico hacia el Samsara:
No sé exactamente qué hora era, me pidió una pastilla y escribió ‘Prueba LSD 100 intramuscular’ […]. Le pedí que me lo confirmara. Súbitamente supe con claridad que estábamos juntos de nuevo tras dos meses de charlas tortuosas. Entonces supe lo que tenía que hacerse. Fui rápidamente a la otra habitación en donde estaba el Dr Bernstein viendo la TV, acababan de anunciar el asesinato de Kennedy. Tomé el LSD y le advertí ‘Se lo voy a inyectar, él lo pidió’. Regresé a la habitación de Aldous y preparé una jeringa. El Dr me preguntó si quería que él aplicase la inyección –tal vez por que vio como mis manos temblaban. Su pregunta me hizo tomar conciencia de mis manos y respondí ‘No, yo tengo que hacerlo’. Me silencié y cuando lo inyecté mis manos estaban firmes. A continuación sentí que compartimos una gran liberación. Creo que eran las 11:20 cuando le di su primera inyección de cien microgramos. Me senté cerca de su cama y le dije ‘Mi vida, quizá en un rato lo tomare contigo’ […] Súbitamente me pareció que había aceptado la muerte; se había tomado esta medicina moksha en la cual creía. Estaba haciendo justo lo que había escrito en ISLAND, y tuve el sentimiento que estaba interesado, liberado, y quieto.
Tras media hora la expresión de su rostro comenzó a cambiar un poco y le pregunté si sentía el efecto del LSD, y me respondió que no. Sin embargo, creo que algo ya había sucedido. Esto era característico en Aldous, el percibir tardíamente el efecto de una medicina, incluso cuando era evidente que el efecto estaba ahí, a menos que el efecto fuese sumamente intenso el siempre respondía ‘áun no’. Ahora su expresión reflejaba el efecto que se provocaba en él cada vez que tomaba la medicina moksha, cuando lo envolvía está expresión de inmensa plenitud y amor. Y si bien este no era el caso, si había un cambio notable en comparación a un par de horas antes. Dejé pasar otra media hora y decidí administrarle otros cien microgramos. Le dije que lo iba a hacer y estuvo de acuerdo. Le apliqué la otra inyección y comencé a hablarle. El estaba muy callado y sus piernas comenzaron a enfriarse […] Le dije: ‘Ligero y libre’ y luego agregue con más convicción ‘suelta, suelta, déjalo ir, querido; de frente y hacia arriba. Estás yendo derecho y hacia arriba. Voluntaria y conscientemente te estás yendo, voluntaria y conscientemente, y lo estás haciendo hermosamente; lo estás haciendo en forma tan hermosa, te diriges hacia la luz, hacia el amor más elevado. Es tan fácil, tan hermoso […] Yo estaba muy cerca de su oído, y espero haber hablado clara y entendiblemente. En algún punto le pregunté ‘¿Puedes escucharme?’ y el respondió apretando mi mano. Me escuchaba […] La vibración de su labio inferior duró solo unos momentos y parecía responder a mis palabras: ‘Con calma’ y ‘lo estas haciendo de manera voluntaria, consciente y hermosa, estás yendo de frente y hacia arriba, ligero y libre, hacia la luz, hacia la luz, hacia el amor pleno. La vibración cesó y su respiración se hizo más lenta, cada vez más lenta, y no hubo la más mínima señal de contracción o lucha. Simplemente la respiración se fue diluyendo y a las 5:20 cesó por completo.
Curiosamente nadie podrá, jamás, confirmar el tipo de experiencia que Huxley protagonizó al momento de su muerte. En lo personal me gusta imaginarme como fue exquisita y gradualmente abrazado por una especie de mandala polidimensional que fue colándose por cada uno de sus poros hasta que su cuerpo termino destilándose en luz perenne (una especie de cópula con el ‘yo’ que existe más allá del ego, es decir, con el todo). Y si bien la anterior es solo una suposición mía, lo cierto es que la tranquilidad con la que Huxley partió fue explícita.
Y tras la catártica lectura de la crónica de Laura, su mujer, podemos concluir con el otro aspecto que hizo de este episodio un instante admirable, la congruencia. De algún modo Huxley tuvo el privilegio de decidir conscientemente una última jugada en el tablero de los 64 bits (ese juego mágico al que todos estamos expuestos, el ajedrez de la existencia). Y llegado este momento, el agraciado escritor optó por la opción más elegante (y seguramente más redituable): el ser consistente con su camino.
En el momento más importante de su vida se entrego al jardín del espíritu, abrazo el luminoso vacío que solo la exploración genuina puede asegurarnos y emprendió el recorrido necesario para transmutar la piel en luz, el aliento en mantra, y la mente en información abierta. Probablemente Huxley intuí ya lo que le esperaba, y quiso honrar ese destino envolviéndose en un manto tejido a base de amor y congruencia –quizá los dos estados más virtuosos a los que puede aspirar el ser humano.
Twitter del autor: @paradoxeparadis / Lucio Montlune
Aldous Leonard Huxley (1894-1963)
domingo, 2 de septiembre de 2012
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